El día anunciaba claros y nubes, con más densidad de lo último. Pese a todo, y porque ya poco a poco vamos (sobre todo yo) superando la mentalidad española de "pa qué irse al monte, si no hace sol", decidimos irnos de paseo a la zona de Leutasch, un valle ya en Austria al sur del Zugspitze (la montaña más alta de Alemania, 2962m)
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Eckdaten:
- 900 hm
- 6h (en nuestro caso incluyendo pausas de fotos y de comer por valor de 1h)
- Fácil, apta para todos los públicos
- 3 Hütten con comida y bebida por el camino
- Afluencia de marmotas e íbices
- Agua en el camino (gran parte del camino junto a arroyos de montaña)
1ª regla del buen montañero: "Quien madruga no se encuentra perdido en las montañas a las 10 de la noche bajo un diluvio universal". Esta regla es observada diligentemente por todos los alemanes excursionistas. Como nosotros vamos sobraos, decidimos:
- saltárnosla así de principios y salir de casa a eso de las 10,
- coger un camino un poco más largo para conocer las bellezas que el pueblo de Mittenwald (literalmente "en medio del bosque") tiene que ofrecer, recorriendo todas sus calles secundarias,
- y decidir justo cuando estábamos a un par de km de nuestro punto de salida cambiar la trayectoria e ir a echar gasolina a un pueblo que requería un desvío de 30 km entre ida y vuelta, por aquello de que la gasolina en Austria es más barata. (Apunte: cuando estábamos llegando realmente a nuestro destino pasamos por una gasolinera en la que los precios eran 5c por debajo de en la que echamos... sigh)
Con todo, empezamos a andar a eso de la una de la tarde, hora aventurera para los estándares teutones. Más de uno nos habría denunciado a la policía por imprudentes.
El camino sale del parking P5 en la carretera que recorre el Gaistal (aparcar cuesta 4€). Todo está muy bien señalizado (nosotros vamos a la Wangalm).
Se empieza a subir al borde del arroyo de la sal (Salz - Bach!) entre coníferas, de vez en cuando teníamos vistas al valle o a las montañas de Karwendel, la cordillera al otro lado del valle.
Nada más salir de la frontera de árboles se llega al primer punto de reposición de cerveza, la Wettersteinhütte. Por si te quedas corto han construido a unos 10 min. de la primera la Wangalm, donde tienes más cerveza y más comida. Ninguna de las dos las fotografiamos, estábamos demasiado ocupados con la cerve.. con la contemplación del paisaje, quería decir.
Subir hasta aquí es la parte más aburrida, se tardan unas 2:15h según los carteles, nosotros lo hicimos en 1:40h.
En cuanto llegas se abre el primero de los circos / valles que se atraviesan, con el macizo imponente al fondo. Aquí hay que llegar hasta el fondo del primer valle, casi hasta la línea del campo de piedras. El montañero aguerrido se encamina a la imponente pared de roca sin titubear un segundo.
Tiempo para tonterías siempre tenemos, eso sí, sin perder de vista las marcas que nos dicen que no vamos del todo mal.
Como puse en la descripción más arriba, agua había durante gran parte del camino. El probar todo agua alpina está anclado en la tradición montañera de algunos. En la de otras está el hacer la fotito de rigor para que quede constancia de los hechos.
Al fondo el primer valle, cuando ya no queda más remedio que subir o darse la vuelta, encontramos más carteles - de aquí nos vamos a la Rotmoosalm, 2 horitas de camino.
Última parada antes de empezar a subir de nuevo por la ladera occidental
Pese a que salimos tan tarde, y que eso tiene el encanto de que sueles estar solo en la montaña, no nos faltó la compañía. Esto es un Steinbock, y digo esto porque estando en los Alpes viene a ser algo tan común como una rata de alcantarilla en Nueva York, pero reconozco que yo no tenía ni idea de cuál es el nombre de esto en español. Menos mal que tenemos Wikipedia: es un íbice!
Llegamos al punto más alto de la ladera que nos separaba del siguiente valle; desde allí las vistas eran preciosas. No sé que tiene eso de salir de un valle y ver el siguiente que hace que me ponga de muy buen humor =) Es como un momento-cima, pero en pequeñito.
El montañero experto contempla el amplio camino que nos queda por recorrer y con el sonido de sus tripas de fondo piensa... "por qué no me habré metido el bocata de chorizo en la mochila????"
La montañera experta contempla el valle que se abre ante sus pies, percibe el rugido procedente de las tripas del montañero y piensa... "mmmm... tendría que haber probado esa receta nueva de taboule que encontré el otro día...."
Pese a todo, ambos se sobreponen a sus vacíos estómagos y continúan el camino a buen paso, con la única compañía de marmotas que les saludan con silbidos de jolgorio a su paso.
Me encantan esas formaciones de mini terrazas que se forman en las laderas, me encanta el verde de los alpes de esta época del año, me encantan los picos de Karwendel que parecen imposibles de subir!
Las nubes nos acompañaron gran parte del camino, pero no nos quitaron las vistas. Y por otra parte atravesar estos valles con el solazo tiene que requerir altas cantidades de cerveza, así que mejor que estuvo nubladito.
No somos muy dados a fotografiar flores, pero en estos valles había muchísimas y de todos los colores. Esta foto es para que nadie ponga en duda la sensibilidad poética del montañero.
Y esta para que todo el mundo lo vuelva a dudar.
Creo que estaba hasta las narices de la fotos... o eso o tenía hambre.
A estas alturas ya teníamos gran parte del camino a nuestras espaldas, podíamos casi oler las salchichitas de recompensa y la música de victoria. Y hasta salió el sol!!!
Aquí subiendo la última ladera que nos separa del valle final, digna de las partes más remotas de La Comarca!
Y aquí en la cima de ésta última ladera, contemplando la cima que habríamos culminado hoy si no hubiésemos salido tan tarde: la Predigtstuhl, 2234m.
Claro, que cada uno contempla cimas a su manera... Obsérvese la cara de susto al descubrir que la gravedad y un eje de giro poco apropiado llevarían a la cámara a colisionar con una parte algo sensible del cuerpo del montañero tan sólo un par de segundos después...
Obsérvense también las Hüttes o cabañas construidas al pie del camino, que son nuestra meta de hoy.
Aunque bueno, para qué engañarnos. Nuestra meta de hoy era meternos entre pecho y espalda un Kaiserschmarrn, plato típico austriaco, que se traducen como "Crepe basta desgarrada en trozos gordos, servida con azúcar glas y una buena porción de compota de manzana". Todo ello regado, por supuesto, con una selección de los caldos de la zona.
También conocimos a Luna, perrita simpaticota a la que le encanta que le tires piedras (preferentemente sin darle a ella), y que te las pone de nuevo a los pies en menos de 5 segundos, no importa lo lejos que se la tires. Y si no la encuentra en ese tiempo, te trae otra que le guste. Y si la que has cogido tú no le gusta, te señala otra con la pata para que la cojas. En serio.
En esta foto se ve la Hütte en la que estuvimos al fondo, con el macizo inmenso que nos acompañó durante todo el día y que forma, por cierto, la frontera natural entre Austria y Alemania en esta zona. Me gustaría haber visto cómo las gastaban los contrabandistas por aquí.
Y para acabar el post, una panorámica del último valle, con su Hütte, su macizo, sus nubes e incluso su trocito de cielo azul!
El montañero experto contempla el amplio camino que nos queda por recorrer y con el sonido de sus tripas de fondo piensa... "por qué no me habré metido el bocata de chorizo en la mochila????"
No somos muy dados a fotografiar flores, pero en estos valles había muchísimas y de todos los colores. Esta foto es para que nadie ponga en duda la sensibilidad poética del montañero.
